1° de Mayo, ¿hoy quién nos explota?
Rogelio López Guillemain
Autor del libro "La rebelión de los mansos", entre otras obras. Médico Cirujano. Especialista en Cirugía Plástica. Especialista
en Cirugía General. Jefe del servicio de Quirófano del Hospital Domingo Funes,
Córdoba. Director del Centro de Formación de Cirugía del Domingo Funes
(reconocido por CONEAU). Productor y conductor de "Sucesos de nuestra
historia" por radio sucesos, Córdoba.
El día del trabajador fue instaurado en 1889 París
por la Segunda Internacional Socialista (reunión del comunismo internacional),
como homenaje a los Mártires de Chicago, sindicalistas anarquistas que fueron
ejecutados por participar en la huelga que
reclamaba la jornada de 8 horas, iniciada el 1 de mayo de 1886 y que tuvo su
punto álgido el 4 de mayo, en la Revuelta de Haymarket.
En Estados Unidos y en otros países sajones,
esta fecha es considerada patrimonio del comunismo (que ciertamente lo es); en
Estados Unidos, desde 1887, se celebra el día del trabajador el 1° lunes de
Septiembre, en conmemoración del desfile de “los
Caballeros del Trabajo” de 1882 (quienes se distanciaron de los sectores
involucrados a la violencia de Haymarket, pese a que sufrieron también medidas
represivas).
Es interesante observar que las fechas del
motivo de la conmemoración del día del trabajador y de su oficialización, por
parte de la Segunda Internacional Comunista (1886-1889), son posteriores a la
de Estados Unidos (1882-1887).
Yendo al tema de las condiciones laborales, es
frecuente (y francamente anacrónico y falaz, buscando una manipulación
ideológica), el comparar dichas condiciones de trabajo con las actuales. Lo correcto es compararlas con las
condiciones previas, incluso remitiéndose a los tiempos previos a la revolución
industrial y así ver cómo evolucionaron.
Podemos observar que la reducción de las horas
de trabajo diario tiene una franca relación con el aumento del producto bruto
per cápita, o sea, mientras más riqueza se genera, menos se trabaja. Esto es claro en el cambio entre 1950 y 2000.
Las horas de trabajo de hombres mujeres y
niños, fueron reguladas en Inglaterra en 1496 (trabajo agrario y artesanal
previo a la revolución industrial, aún con esclavitud y servilismo), donde se fijaba
un máximo de 15 horas diarias. Vemos que
en la primera etapa de la revolución industrial, llegaba a las 11 horas diarias
de promedio… ¡lo mismo que en la etapa agrícola previa a dicha revolución! Por lo tanto la industrialización no generó
una “explotación” sino que continuó
con el hábito de trabajo de la era agrícola.
En 1833 se sancionó en Inglaterra la primera
ley de protección del trabajo infantil, donde se prohibía el trabajo de niños
menores de 9 años y se limitaba el horario a 8 o 12 horas a los púberes de 14 y
18 años respectivamente.
En 1842 se prohibió el trabajo de menores y
mujeres en las minas, mientras que en 1844 y 1847 se redujeron aún más las
jornadas laborales de los adolescentes en la industria.
Las mejoras en la calidad de vida se reflejan
en cifras irrefutables. En 1720, antes
de la revolución industrial, vivían en Inglaterra 6 millones de personas y
había un 40% de mortalidad infantil. En
1820 (sólo 100 años después), la población aumentó a 18 millones de personas y
la mortalidad infantil cayó a un 25%; la esperanza de vida pasó de 30 a 40 años
en solo un siglo.
Las mujeres y los niños dejaron de trabajar, como venían haciéndolo a lo largo de toda
la historia de la humanidad, no por las leyes sociales o el buen corazón de
los políticos, empresarios o sindicalistas; fue debido a la mejora del ingreso
per cápita. Ese mayor ingreso económico
de todo el mundo (operarios incluidos) también es la responsable de la
disminución de las jornadas laborales de los hombres.
La Organización Internacional del Trabajo, en
octubre de 1919, estableció el convenio por el que se limitan las horas de
trabajo en las industrias, a ocho horas diarias o cuarenta y ocho horas
semanales. Pero esto llegó luego de que Henry Ford estableciera ese régimen
laboral en ¡1914!... 5 años antes ¡e incluso Ford brindó mejoras
sustanciales de los sueldos! Todo ello,
nuevamente, debido a una mayor renta per cápita, como se puede ver en el cuadro.
Para finalizar, me permito dejar el siguiente
razonamiento y una pregunta final que tiene relación con el título.
Antes de la revolución industrial, lo poco que
conseguían atesorar los trabajadores se lo llevaban la iglesia y la nobleza, ellos
eran los explotadores. En la era
industrial, según Marx y su plusvalía, el fruto del trabajo del obrero se lo
lleva el empresario, los nuevos explotadores.
Entonces, hoy en Argentina, donde el estado se
lleva el 50% del fruto del trabajo de los que producen, ¿es el estado el nuevo
explotador y contra él debemos rebelarnos?
Los que producen trabajan el feriado puente del 30 de abril, los que
viven del estado (o sea los que viven de los que producen y pagan impuestos
para mantenerlos) no… algo no está bien…
8- Adaptado de A.Maddison, The World Economy. A
Millennial Perspective, OCDe, París, 2011; A.Maddison, The World Economy: Historical
Statistics, OCDE, París, 2003; Naciones Unidas, Wordl Populations Prospects,
The 2004 Revision, Nueva Yordk, 2005; A. Maddison, Phases of Capitalist
Development, Oxford University Press, Oxford, 1982.
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