Uber y delivery vía digital: nueva realidad en consumo y trabajo

Raúl Martínez Fazzalari
Abogado. Director Académico de la carrera de Ciencia Política y Gobierno, Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES).
Un reciente fallo de la
Corte Suprema se refirió a la legalidad de la prestación de servicios por parte
de Uber en la Argentina. Esta vez, y por una cuestión procesal, se ha
habilitado la celebración de contratos de transporte entre particulares por la
mencionada empresa intermediaria.
La discusión y debate
en torno a la legalidad de estas formas de comercialización se encuentra en
pleno auge. Las aplicaciones que por Internet han proliferado buscan unir por
un lado a un prestador y por otro a un demandante de ese servicio, ello a través
de un tercero que derriba barreras administrativas, regulaciones locales,
disposiciones impositivas o laborales como las conocemos a la actualidad.
Si a ello le sumamos la
aterritorialidad de estas empresas, se deriva la dificultad para juzgar,
sancionar o aplicar leyes. El fenómeno no es nuevo y el esquema de ruptura se
ve en las principales empresas de tecnología del globo: la plataforma de
comunicación más importante del mundo, Facebook, no posee redes de
telecomunicaciones; la tienda on line de consumos Alibaba no tiene tiendas
físicas, y la distribuidora de películas y series de televisión Netflix no
posee licencias alguna.
El buscador más
importante de datos Google no cobra absolutamente nada por ello. Algo está
cambiando en el mundo y lo que antaño significaba la comercialización -bajo
costos y logísticas complejas- se está reduciendo a cero.
El consumidor accede de
forma directa y en todo lugar a lo que pretende, el grado de aceptación a la
fecha es un éxito. Acceder a la información, entretenimiento o servicios es lo
que Internet ha posibilitado, convirtiendo y simplificado a los átomos en bits.
Igual que con el transporte de personas, nuevos protagonistas de esta situación
han irrumpido convirtiendo en complejos sistemas comerciales al delivery o las
entregas a domicilio, reparto o búsqueda de artículos.
Son los nuevos
protagonistas de un paisaje urbano de bicicletas y motos que generan una nueva
realidad en el consumo y el trabajo. Generación de empleos genuinos, inserción
de tecnologías de comunicación, nuevas prestaciones y la posibilidad de
facilitar y reducir costos son los hechos que todo esto posibilita.
Vale recordar que el
debate por la legalidad de estos servicios se podría asimilar a lo sentenciado
por Corte Suprema en el año 2015, la que eximió de responsabilidad a las
plataformas o proveedores de servicios por la intermediación que realizan en la
búsqueda de contenidos. Las leyes como tales siempre van detrás de los hechos.
Esto es lógico ya que no se podía prever una norma anterior a un acontecimiento
que aún no ha ocurrido. Igual que en el caso de estas formas de transporte de
personas, los nuevos sistemas de entregas deberán jurídicamente replantearse
ante una realidad que a la vista de todos ya existe y así continuará.
Pubicado en Clarín.
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