Las máquinas dispensadoras de medicinas son convenientes y permiten el distanciamiento social
Jeffrey Singer
Doctor en Medicina, egresado de New York Medical College.
Fellow de American College of Surgeons. Practica cirugía general en el área
metropolitana de Phoenix y es Académico Adjunto del Cato Institute.
Entre las muchas nuevas realizaciones derivadas de la pandemia del COVID-19 se encuentra cómo la telemedicina ha sido sub-utilizada y podría ser una excelente manera de llevar la atención médica a millones de personas para quienes el acceso por otra vía es difícil o simplemente no está disponible. Como discutí largamente en este y otros podcasts, la práctica de la telemedicina a través de las fronteras de los estados se enfrenta a la barrera de las licencias emitidas por los estados, previniendo que los pacientes se beneficien del libre comercio de servicios profesionales de salud a través de las fronteras de los estados, negándoles acceso a una atención de calidad desde otro rincón del país.
De igual forma, las leyes de los estados obstaculizan el desarrollo de la “telefarmacia”. El mes pasado, los legisladores en Florida aprobaron HB59, legislación que permitiría máquinas dispensadoras de medicinas ubicadas afuera de los hospitales, de los asilos y de los centros penitenciarios. Esta ley está a la espera de la firma del gobernador. Esto le permitirá a las personas en áreas rurales o remotas así como también aquellas que residen en zonas con poco servicio de farmacias, retirar y pagar sus prescripciones y también consultar, utilizando la pantalla táctil, al boticario que supervisa la transacción. Esta tecnología no es nueva. Ha sido utilizada por los estudiantes de la Universidad Estatal de Arizona desde 2014.
Con la llegada de la pandemia del COVID-19 y la necesidad del distanciamiento social surge una nueva apreciación por las máquinas dispensadoras de medicinas, conforme los clientes pueden retirar sus prescripciones de manera privada, lejos de las multitudes, y más o menos de la misma manera que realizan sus transacciones en los cajeros automáticos.
El área metropolitana de Phoenix tiene varias de estas máquinas y son operadas por un comercializador llamado SpotRx y fabricados por una empresa llamada MedAvail. SpotRx mantiene llenas las máquinas con medicinas y se encarga de asegurar que estas sean atendidas por un equipo de boticarios que realizan su trabajo de manera remota. Debido a las preocupaciones de que el calor del verano en Arizona podría perjudicar las medicinas dentro de las máquinas, muchas e estas son ubicadas en los lobbies o salones de ingreso de edificios, aunque algunas son mantenidas en las salas de espera de las clínicas médicas, y algunas de SpotRx se encuentran adentro de las grandes tiendas como Sam’s Club. Una máquina al aire libre se encuentra en el área sombreada del campus de la Universidad Estatal de Arizona en Tempe, Arizona.
Desafortunadamente, los residentes de varios estados no tienen la opción legal que les permita beneficiarse de este avance tecnológico.
La actual emergencia de salud pública pone de relieve las muchas maneras en que el sector de salud pública está muy atrasado frente a otros sectores de la economía cuando se trata de utilizar nuevas tecnologías para atender a sus clientes. Los legisladores de los estados deberían aprender de esto y remover las regulaciones que mantienen al sector de salud, de muchas formas, atascado en el siglo XX.
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