Elecciones y democracia

Elena Valero Narváez
Historiadora, analista política y periodista. Autora de “El Crepúsculo
Argentino. Lumiere, 2006. Miembro de Número de la Academia Argentina de Historia.
Se acercan
las elecciones de octubre, el resultado podría definir quién será el próximo presidente
de la República.
No está de
más repasar aspectos que hacen al respeto de una verdadera democracia. En
Argentina el método por el cual el conflicto político se dirime en las urnas,
sin derramamiento de sangre, está desvalorizado, ha perdido su brillantez.
La
democracia implica el reparto del poder que se traduce en la limitación del
ejecutivo por los demás poderes. En Argentina se nos ha acostumbrado a que
estén lo suficientemente unidos como para convertir la democracia en algo
inconsistente y frágil.
En las
elecciones de octubre se juega el fortalecimiento del sistema democrático e
institucional, que pueda desarrollarse la prensa independiente, el sistema de
partidos y se respete la Constitución.
El resultado
revelará, también, si el rumbo elegido promoverá el progreso económico.
En una
sociedad de alta complejidad, no se compite a nivel mundial, sin estado de
derecho. Este impide que el Estado se apropie
de la riqueza nacional, y de la autonomía de las personas para ejercer
cualquier actividad económica y disponer de sus bienes.
Por dos
modelos se apostará en octubre: uno muestra la cara al mundo se tutea con el comercio libre, fomentando la innovación y
atrayendo inversiones. El otro es el actual: dirigista, burocrático, atiza el desarrollo por medio de una
planificación autoritaria rechazando la crítica y con ello el buen
funcionamiento democrático donde se pueden plantear los problemas y hacer un
buen diagnóstico de la realidad.
En Argentina
se ha socializado a la gente para ser
cautiva del Estado. Son muchos los que se sienten inseguros planeando su propia
vida. Prefieren un Estado paternalista que les proponga objetivos comunes a
todos, temen al individualismo que empodera a la persona para que elija cómo
será su vida. Han delegado la responsabilidad individual en el gobierno y por
ello se tornó autoritario.
La educación
es un arma importante tanto para los demócratas como para los adoradores del
estado. Ella es un medio poderoso por el cual se enseña a tener fe en la
libertad o se forma ovejas para que marchen al son del tambor, convirtiéndose,
de este modo, en el instrumento más eficaz de los Estados autoritarios o totalitarios
modernos.
Se ha
elegido, durante los últimos diez años, por medio del voto democrático, a un Gobierno
que ha mentido para ocultar sus errores, obstruyó la información y controló el
Congreso y la Justicia.
El
kirchnerismo ha saqueó a los ciudadanos generando inflación, usando los fondos
de los jubilados y despojado a los sectores productivos. Pero, según las
encuestas, serán muchos los que votarán la fórmula Scioli-Zannini.
La presión
de la realidad todavía no ha dejado avivar a los incautos, a los que creen que por
un plato de lentejas vale la pena reducir la libertad. Es así como se contentan
con migajas como son la asignación universal por hijo y el futbol para todos,
que obtienen a costa de quitarle a un sector para darle a otro. Alegremente se acepta el robo y se
vota por una limosna.
La astucia
populista consiste en crear el temor de perder las dádivas. Ello da resultado
frente a un electorado desprevenido acostumbrado desde hace diez años a un
gobierno decidido a todo para lograr mantenerse en el poder, aunque sea a
través de sus esbirros. La muerte del fiscal Nisman, la amenaza a los jueces,
entre otras acciones ominosas, lo demuestran.
Las
elecciones próximas mostraran el grado de madurez que tiene la democracia, a la
que todos adherimos en 1983. Esperemos que quienes sean elegidos la expandan,
en vez de violentarla como lo han hecho en los últimos años quienes, sin ningún
escrúpulo, pasaron por encima de las normas constitucionales.
Últimos 5 Artículos del Autor
.: AtlasTV
.: Suscribite!
