¿Cómo volver a ser el granero del mundo?
Agustín Guardis
Participante del Programa de Jóvenes Investigadores y Comunicadores Sociales 2019 de Fundación Atlas.
Será una especie de guía para todos los
ciudadanos que quieran votar racionalmente en las próximas elecciones y así de
aquí en adelante, no volver a incurrir en los errores del pasado. Pasare a
enumerar y caracterizar los elementos esenciales con los que debe contar el estado
argentino para garantizar el imperio de la ley y tener una democracia solida.
Cuando se trate de garantizar la seguridad, defender la libertad de las
personas y la propiedad. Haciendo de este un estado fuerte y eficaz. Con normas
de juego claras y establecidas de antemano, y el respeto irrestricto a los
derechos humanos.
La libertad
está por encima de todo y el gobierno deberá ser limitado por esto. La libertad
es el motor de la vida pública, es la fuerza transformadora de cualquier
sociedad.
Cuando la libertad es sofocada,
como en nuestro país desde hace tiempo, por un gobierno arbitrario, no hay
estado de derecho, todo queda allanado para la miseria y opresión, así aparecen
las mafias y la corrupción.
Para consolidar
un estado de derecho con imperio de la ley y seguridad jurídica, argentina debe
contar con algunos pilares firmes, que deben diseñarse a través de acuerdos y
consensos básicos, mediante pactos para dar estabilidad y perdurar en el
tiempo. Diseñados en el juego democrático y la viabilidad de alternancia en el
poder. Es fundamental dotar a los acuerdos de fuerte carga simbólica para que
sean una fuente de apoyo y difícil de doblegar en épocas compulsas por parte de
creativos con tendencias totalitarias, tal y como los hemos sufrido en las
últimas décadas.
Debe contar con
un sistema de partidos firme, partidos políticos estables, que defiendan
principios y valores claros, que cuente con liderazgos consistentes, cuadros de
gobiernos, financiación transparentes y programas predecibles que no respondan
a una ocurrencia coyuntural sino que respondan a la seriedad de un proyecto
político. Que cuenten con líderes a la altura de las circunstancias y que sean
capaces de tomar decisiones.
Para que el
estado argentino actual funcione correctamente es necesaria la separación efectiva
de los poderes dentro del mismo. También usar políticas que promuevan la
independencia del poder judicial, la estabilidad y control del poder
legislativo y la capacidad de respuesta, y acción eficaz del poder ejecutivo.
Sin separación de poderes la suma del poder público se acumula en uno de ellos
y el sistema se pierde. Nuestro sistema representativo es hoy en día nada menos
que un caldo de cultivo para mafiosos y oportunistas, que se enriquecen a
costas del pueblo trabajador.
Es importante
garantizar la independencia de los jueces y aumentar la eficacia de la
administración jurídica, en especial a
lo que se refiere a las garantías y a la rapidez de los juicios .En una
democracia efectiva no se puede ser juez y parte al mismo tiempo, y por eso es
crucial la independencia e imparcialidad de los que integran el poder judicial para la salud del
sistema. Es fundamental para ofrecer seguridad, certidumbre y confianza
institucional a los ciudadanos.
En cuanto al
poder legislativo es crucial que el congreso constituya un fiel reflejo de las
fuerzas políticas presentes en la sociedad, y no un aguantadero de parásitos y
personajes procesados que usan la banca para esquivar las investigaciones en su
contra por parte de la justicia; sino que cuyas reglas electorales y
composición ayuden a la estabilidad, consistencia y gobernabilidad del país.
La rendición de
cuentas también es esencial, sin ellas quienes gobiernan son tentados en caer
en la arbitrariedad y por ello son esenciales los anclajes institucionales que
establezcan mecanismos eficientes de revisión de cuentas de los gobernados a
los gobernantes.
Los sistemas
electorales deberían ser estables, claros, con procesos libres y transparentes,
y las garantías necesarias para que los ciudadanos no nos alejemos del proceso
democrático. La libertad de sufragio de los ciudadanos no se ejerce solo el día
de las elecciones.
El Respeto por
la libertad de expresión, constituye un punto fundamental para la democracia,
su respeto nace para que se puedan hacer opiniones susceptibles de disgustar también
al poder. Los gobiernos que aceptan estas críticas y opiniones lejos de
tambalear, se hacen más fuertes justamente por permitirlas. Pero nuestros
políticos se han acostumbrado a usar los medios de comunicación estatales para
difamar a sus opositores, censurar las críticas a sus yerros políticos y además
usarlos como lugares para compartir propaganda partidaria.
Para combatir
la corrupción son necesarios dos elementos propios de un estado libre moderno,
la libertad de expresión y la justicia independiente. También la integración y
la apertura al mundo son dos valores esenciales que permiten estimular el
crecimiento del sistema democrático. Nada es peor que el proteccionismo y
encerrarnos en nosotros mismos, de la manera en que nos hemos caracterizado
desde mediados del siglo pasado, las sociedades más cerradas son más propensas
al autoritarismo, la integración y apertura fortalecen la democracia.
El estado sin
lugar a dudas tendría que tener una administración y gestión solvente que
preste atención al reclutamiento de sus funcionarios públicos. Un estado no
puede funcionar sin unos servidores públicos independientes al margen de las
vicisitudes y los campos políticos. Unos funcionarios públicos seleccionados
por el merito y la capacidad, y que estén con garantías de estabilidad para dar
robustez al sistema. Ya que muy claro está ahora contamos con una
sobrepoblación de empleados estatales, que solo hacen que este sistema sea
inviable para todos aquellos que lo mantienen con su dinero.
El estado debe
defender la democracia y debe prevalecer sobre quienes rechacen el valor de la
libertad, sobre los que pretenden dictar y planificar el proyecto vital de las
personas. Porque confeccionar el destino de las personas siguiendo los dictados
de una ideología dogmatica u obedeciendo las imposturas del fanatismo religioso
colisiona con la libertad y por lo tanto colisiona con la democracia liberal. “…
todo aquel que llegue a ejercer algún poder por otros medios que los prescritos
por las leyes de la comunidad, no tiene derecho a ser obedecido, a pesar de que
el sistema político del estado se mantenga…” (Locke 1690, p.146,
parr198).
La seguridad
jurídica es esencial para que exista el estado de derecho, va mas allá de las
relaciones económicas de los países, es el fundamento de sus relaciones
políticas e institucionales. No puede haber confianza y colaboración sin esta
seguridad. Cuando se quiebra la seguridad política todo se justifica en aras
del benéfico del pueblo. La seguridad jurídica es una forma de dignificar a las
personas.
Nuestros benévolos
gobernantes pulverizaron la seguridad jurídica y coartaron el progreso de la sociedad,
porque al hacerlo se incentivaron las inversiones a corto plazo y se
desincentivaron aquellas inversiones que podrían haber perdurado en el tiempo y
así se trasladasen de generación en generación.
La pregunta que debemos hacernos no
es ¿qué le paso a la Argentina?, la respuesta a esta se deduce por una cuestión
lógica, no hace falta nombrar a los atropellos del peronismo, a la inoperancia
del radicalismo, a la violencia ejercida por los gobiernos dictatoriales, o a
los sin sentidos de la farandúlezca política argentina en general. Sino mas
bien la incógnita que debemos proponernos es ¿cuándo vamos a volver a votar por
aquellas ideas que hicieron que a principio del siglo xx nos llamasen el
granero del mundo? Como las que muestro en esta reducida opinión. Funcionaron,
funcionan y funcionaran.
Mi reflexión final carece de todo tipo de
análisis científico. Es un mensaje directo a la coherencia y al hartazgo que
todo habitante de este país arrastra consigo desde hace casi 80 años. En estas
elecciones que vienen y de aquí en adelante es preciso que depositemos nuestro
voto, que es nuestra única defensa contra este mal que nos aqueja, a un sector
político diferente del que nos gobierna desde mediados del siglo pasado,
nuestro voto es solamente nuestro, no les pertenece a ninguno de estos
funcionarios que hace años y años viven del fruto del trabajo ajeno , no
debemos tener miedo, no nos pueden tener cautivos con sus políticas del hambre
y la corrupción, es una inmensa mentira que si no son ellos nadie podría
gobernar. Los líderes mesiánicos no nos van a salvar, solo es otra falacia que
reproduce la clase política para perpetrarse en el poder y con la excusa de que
siempre están faltos de tiempo para llevar a cabo sus majestuosos y brillantes
planes que no sacaran de la miseria. Me permito citar aunque alguno le parezca
poco original la frase, al cofundador de Twitter Biz Stone…”No
hay algo como un superhéroe, pero juntos podemos mover el mundo en una nueva
dirección”… Debemos despertar de este largo sueño de una vez, y es el
momento preciso para que nos unamos todos como argentinos, bajo un proyecto que
ponga a esta nación de pie, que represente a la mayoría, y que volvamos a ser
aquel país libre y prospero que nuestros padres fundadores alguna vez soñaron.
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