Hacia el sistema mundial de mercado
Elena Valero Narváez
Historiadora, analista política y periodista. Autora de “El Crepúsculo Argentino. Lumiere, 2006. Miembro de Número de la Academia Argentina de Historia.


El sistema capitalista que el país ha rechazado por tanto tiempo, aunque surge de la estructura económica  también moviliza la cultura,  potencia la libertad  y la individuación. Es  el motor esencial de la sociedad de alta complejidad,  se dio a partir de mitad del siglo XIX,  luego de un largo proceso histórico,   como resultado de los intercambios elegidos por las personas pero sin que pensaran en las consecuencias, en el resultado global de su acción. No es un sistema cerrado,  es un proceso evolutivo incalculable que por su dinámica intrínseca genera siempre trabajo, el capital produce ocupación. Cualquier reemplazo, como se quiso hacer en Argentina por los gobiernos kirchneristas,  es inconcebible porque sin él no se  sostiene  el ritmo del progreso material y espiritual.

 El presidente Javier Milei conoce bien  que el sistema mundial de mercado,  es un sistema de creación, integración y, fundamentalmente,  crea riqueza. Es por ello que podemos aventurar que  volveremos a comerciar con todo el mundo, a explorar y crear mercados y a reverenciar las instituciones que respetan y sostienen la acción electiva, las cuales  garantizan los resultados de esa acción,  en vez de,  como hasta ahora,  trabar su ejercicio. Sin duda, el capitalismo y la institucionalidad liberal  harán posible el mejoramiento de la economía de mercado, se regenerará el derecho porque es imprescindible un buen funcionamiento, que  la normatividad sea flexible pero sujeta a principios éticos. En Argentina la vida social no puede existir en base a normas estáticas porque deben responder a urgencias de nuevas realidades, se necesitará  derogar las inútiles que generan burocracia,  dejar las que permiten crecer y  eviten las arbitrariedades y abusos a los que estamos acostumbrados,  las normas son perfectibles, esta vez  deberán responder a la vida en común de los argentinos.  

Solo con el sistema capitalista se empezó a considerar menos horas de trabajo, los accidentes, despidos y vacaciones;  ningún país socialista dio a sus trabajadores las condiciones de vida que el capitalismo avanzado les ofreció, tienen mucho que perder apoyando la política que hoy Milei quiere desterrar del país por ineficaz y empobrecedora.  Donde la economía de mercado funciona bien  las condiciones de vida del obrero son superiores,  ello asegura un mejor rendimiento del trabajador; las necesidades de subsistencia de las personas se  elevan porque   cuanto más barato es el precio de los bienes se  pueden comprar otras cosas que las habituales, mejorando el nivel de vida.  Además,,  si se genera mucha riqueza las jornadas de trabajo pueden acortarse,  hoy en Argentina necesitamos trabajar más y contentarnos con vivir en situaciones peores que antes,  los Moyano y otros líderes sindicales deberían haber sido los primeros en aprender, pero lo razonable se independizó de la realidad, los funcionarios kirchneristas se van con un índice de pobreza mayúsculo sin sentirse culpables, creen que siempre buscan el bien de las personas, hicieron creer que todo lo hacen por ellas. Vivieron del canibalismo político, base de la violencia más arbitraria,  si  no se  pensaba como ellos  se era un traidor o se estaba al borde de serlo,  se van sin que la terrible derrota electoral les haya hecho entender que sin propiedad privada no hay capitalismo y no hay creación de riqueza.

Por supuesto que la crisis actual no se puede solucionar a las apuradas,  con seguridad vamos a tener que soportar fenómenos externos a la estructura económica,  como  por ejemplo presiones demagógicas,  pero esto ha pasado antes  en otros países. La historia  nos muestra, por ejemplo, el caso de  Inglaterra y EEUU: cuando se aferraron al sistema capitalista que aparece  luego de un larguísimo proceso,  a mediados del siglo XIX,  crecieron de manera exponencial aún con dificultades políticas y culturales como fueron la Segunda Guerra mundial,  el fascismo,  el nacional socialismo y el comunismo a los que,  con gran sacrificio,  debieron vencer. El desarrollo de las condiciones materiales y el proceso de modernización trajo riqueza y ocupación, lo mismo debería ocurrir aquí,  en contra de lo que piensan socialistas trasnochados, sindicalistas ventajeros quienes ya han declarado anticipadamente la guerra al libre comercio,  La Càmpora,  los movimientos de la calle y variados intelectuales. 

Si se continúa acompañando al nuevo gobierno podremos  emerger del pozo actual,  aun con los lógicos claroscuros que sobrevendrán  en el proceso de cambio. Quitar trabas innecesarias a las importaciones  aumentarán la fuerza productiva necesaria para salir de la crisis, los empresarios clamaron inútilmente estos años  por herramientas, máquinas, insumos. Privatizar las empresas del Estado será una manera de ahorro porque de los empresarios depende la prosperidad y no de los funcionarios,  ellos prefieren la fidelidad a su dependencia política a la prosperidad de la empresa.

El mercado es el que da el veredicto acerca de si los bienes tienen valor, este no depende de la cantidad de base ni de si tienen la misma calidad,  sino de instituciones, de lo que quiere la gente, de la realidad. Las leyes y principios de la economía son universales: funcionaron siempre en todos los intercambios humanos,  la única diferencia son los sistemas institucionales y culturales,  el momento histórico,  gobiernos socialistas han intentado sustituirlas o ponerle toda clase trabas a su funcionamiento,  incluso,   en la URSS,  Cuba y otros países  se impuso el socialismo marxista, no solo como sistema económico sino como organización social global.  Fracasó en todos lados, bien lo describe Solzhenitsin -  quien vivió en carne propia el hambre, el frio, el dolor,  el miedo que sufría cualquier disidente-  en “El Archipiélago de Gulag”  Basta también,  ver sus consecuencias visitando Cuba: desde la Revolución de 1959 se esfumó la libertad y sin ella los cubanos sufren pobreza, persecución,  en un país donde el Gobierno los obliga a vivir en una cárcel. Estos países pusieron a prueba la  teoria marxista por  décadas,   con resultados desastrosos, ambos comenzaron por abolir la propiedad privada de los medios de producción. Ello  no significa que el sistema capitalista ser la panacea, decirlo  es de gente irresponsable y manipuladora que  oculta que el hombre vive y crece dentro de situaciones de conflicto, pero se puede mejorar en base a aciertos y errores. Argentina, tan reacia a un cambio mejorador,  muestra que las personas no siempre quiere aprender,  parte de la vida es que  aprendemos muy lentamente;  somos seres incompletos,  también lo es la sociedad que al igual que las personas es  un sistema abierto,  que se está haciendo siempre.  No tenemos un destino nacional como aseguran los Kirchner y otros gobernantes  que apelan a ello para explotar a la gente autoritariamente, oscuros personajes que por lo general generan tragedias hoy inocultables, como lo indicamos en párrafos anteriores, en La URSS y Cuba.


Publicado en La Prensa.
 

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