Francos y el nuevo escenario político
Sergio Crivelli


Guillermo Francos atribuyó su promoción a jefe de Gabinete a la necesidad de un lazarillo político para Javier Milei. “Para aquellos que dicen que el Presidente no se da cuenta –sostuvo-- el Presidente me elige a mí porque se da cuenta (de) que con la política argentina a él se le hace complicado porque no la entiende, porque tiene diferencias, por “x” motivos y yo tengo una posibilidad mayor de dialogar y ahí viene la propuesta”.
La primera declaración de Francos en su nueva función no fue feliz; dejó al presidente como un ignorante político, pero más grave hubiera sido admitir la verdadera causa de la eyección de su antecesor, Nicolás Posse: la aparición de un nuevo escenario político con una oposición que empezó a reconfigurarse. En ese escenario el kirchnerismo dio un paso atrás y el progresismo, uno delante. Es la vieja alianza que funciona desde 2007 con radicales “K” (Cobos, Lousteau, Moreau, etc.) pero con los roles invertidos. Ante esta novedad el gobierno creyó llegada la hora de una suelta de palomas.
La manifestación más evidente del enroque opositor se dio en el Senado, donde un representante de la UCR, Martín Lousteau, y una del PRO, Guadalupe Tagliaferri, resultaron mucho más eficaces para hacer trastabillar al gobierno que los 33 peronistas que esperan órdenes del Instituto Patria para mover un dedo. Cuando las leyes “fundacionales” peligran, es inevitable aflojar con las embestidas contra la “casta”, razonó Milei y lo llamó a Francos.
En este marco Lousteau cambió el perfil colaboracionista de la UCR en Diputados por uno hostil a las reformas, pero la jugada no fue oportunista o con fines únicamente monetarios.
Los radicales han sido históricamente un partido presupuestista, alimentado a fondos públicos, para el cual un presidente ajustador constituye un grave peligro. Pero su giro hacia una oposición abierta se disparó por tres hechos de naturaleza diversa. El primero, el desgaste kirchnerista. Los cientos de miles de votos que La Libertad Avanza le quitó a UxP entre los jóvenes y los pobres fueron señal de una declinación difícil de revertir.
 
CLASE MEDIA Y UNIVERSIDAD
El segundo fue la necesidad de recuperar a la clase media. Mientras la ex presidenta mantuvo un largo silencio a la espera de una crisis cambiaria, los radicales, los peronistas anti K y los macristas de perfil larretista optaron por acelerar contra el gobierno en el momento en que todavía carretea. Estos sectores comparten una ideología vagamente socialdemócrata que el kirchnerismo desprecia.
El tercer hecho fue la marcha universitaria. La CGT solo mueve un aparato de imagen patibularia. Los piqueteros, peor. Pero la educación es un gancho para la clase media y los radicales supieron ubicarse al frente del pelotón. Los medios en su amplísima mayoría también adhieren al evangelio “woke”, lo que proveyó a la oposición de la oportunidad, los medios y el motivo para frenar de un golpe los proyectos de Milei. La magnitud del daño que le infligieron la dio el propio Milei: en Córdoba no despotricó como lo hace habitualmente contra la casta. En el Luna Park, tampoco. Sabía que lo estaban esperando para darse por ofendidos y hundirle las dos leyes.
De todas maneras el heterogéneo mix de radicales y kirchneristas no tiene nada nuevo que ofrecer. Ni liderazgo, ni política. Es un Golem armado con partes viejas de proyectos fracasados, pero encontró una palanca formidable en la Cámara alta para impedir cualquier cambio y amenaza con usarla. De eso se dio cuenta Milei y cortó el hilo por lo más delgado, echando a Posse y abriéndole la puerta al toma y daca.

Publicado en La Prensa.

 

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