La ofensiva contra Milei en el Congreso golpeó a la economía
Sergio Crivelli


La viabilidad de un gobierno que accedió al poder con más del 55% de los votos pero que cuenta con una representación parlamentaria mínima era una incógnita hasta el miércoles pasado. Ese día se acabó cualquier duda: de madrugada una alianza entre el radicalismo, el peronismo y fuerzas provinciales en la Cámara de Diputados blanqueó su plan de resistir el ajuste del gasto público en contra de las políticas del Ejecutivo, aunque esa jugada pusiese en riesgo la reducción del déficit y la baja de la inflación que se viene registrando en los últimos meses.
En términos institucionales, la oposición echó sombras sobre la gobernabilidad, abrió la puerta a un conflicto de poderes en el corto plazo y eventualmente a un vacío de poder de consecuencias imprevisibles, pero no difíciles de imaginar, si el aumento del gasto votado en la Cámara baja termina convirtiéndose en ley (algo casi inevitable) y las dos alas del Congreso con dos tercios de los votos insisten en su sanción.
El resultado de esa la decisión de los legisladores provocó la ruptura inmediata de la frágil estabilidad de los mercados que tuvieron su peor semana en lo que va del año. Si por un lado se aumenta el gasto sin financiamiento y por el otro se continúa trabando en el Senado la sanción de un paquete fiscal que restituye impuestos y habilita un blanqueo y una moratoria el desenlace es obligado. La solvencia ya muy limitada se evapora, títulos y acciones van para abajo y el riesgo país para arriba. Milei lo había recibido en 2.400 puntos, lo bajó a 1.200 y volvió a trepar hasta los 1.600. Los mercados siempre se adelantan a las crisis políticas y la orden que recibieron los operadores en Wall Street fue la de vender activos argentinos.
Este revés en los mercados financieros puede parecer ajeno a lo que los especialistas llaman la economía real, pero dificultará la baja de la inflación. Esa baja tuvo en la opinión pública un efecto inimaginable hace apenas seis meses: el fortalecimiento de la imagen del presidente. Frustrada la esperanza de que la sociedad se hartara del ajuste y saliese a la calle a jaquear al gobierno, el Congreso resolvió hartarse por su cuenta y sin acompañamiento popular.
Eso 48 horas antes que se hiciera público que la inflación de mayo en CABA había sido de 4,4%, menos de la mitad de la de abril: 9,8%. Como el alza del costo de vida nacional va por el mismo camino queda en claro por qué la imagen de Milei se consolidó. Más aún, también explica por qué las encuestas de intención de voto para las próximas legislativas el dan entre el 45 y 48%.
La ofensiva opositora en el Congreso se dio simultáneamente con otra en los medios sobre deficiencias de gestión de la encargada de distribuir la asistencia social, Sandra Pettovello. La funcionaria en realidad actuó como pararrayos del verdadero objetivo de la escalada, el presidente de la Nación. La guerra abierta por el reparto de la multimillonaria caja de Capital Humano contó con tres actores principales: los piqueteros, la Iglesia y el gobierno.
En este caso se dio por alimentos guardados en galpones que no habían sido distribuidos. Con los piqueteros de izquierda fuera de juego por las denuncias de corrupción, el paladín de la oposición fue el peronista Juan Grabois, de sólidos contactos con la Iglesia. Oportunamente la UCA distribuyó una estadística propia con un 56% de pobres y circuló una foto de la catedral porteña convertida en un comedor popular que evocó imágenes de la campaña electoral de 2019. En esa ocasión el entonces presidente de River Plate abrió las puertas de la institución para proteger a los pobres del frío invernal con la colaboración del peronismo y de Juan Carr de Red Solidaria que durante la posterior gestión de Alberto Fernández tuvo un llamativo y también oportuno apagón en los medios.
Ahora Pettovello, más allá de las virtudes o defectos de su gestión, quedó a tiro de la oposición en el Congreso. Los reclamos para que se presente en las comisiones de Diputados o directamente en el recinto del Senado ya parecen difícil de eludir. Ahí se medirá su cintura política, si la tiene (ver “La incertidumbre a corto plazo”).
El presidente, en tanto, ha tratado de mantenerse ajeno al clima conflictivo que alimenta la oposición. Lo hizo viajando por el mundo y defenestrando sin pensarlo dos veces a los funcionarios que le traían problemas. Ya van varias decenas, incluido un jefe de Gabinete y el jefe de los espías. La alegre despreocupación con que se aplica a esa tarea no fortalece, sin embargo, la gobernabilidad. Fundó su gestión en la rápida baja de la inflación vía ajuste fiscal, pero el gerenciamiento de otras áreas es caótico y no puede dar ese hándicap a la oposición, al Congreso y a todos los poderes fácticos que tiene en contra.

Publicado en La Prensa.

 

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